Erase una vez un pequeño río llamado Guadal que vivía en la provincia andaluza de Sevilla. Guadal no era un río como todos los demás, ya que sus padres, llamados Lad y Aug no paraban de mandarles recados, que vaya a la provinicia de Jaén para traer agua, que vaya a Huelva a dejarla, así un día si y otro también. Pero llegó un momento, mientras llevaba el agua recogida a Huelva, en el que tuvo una interesante conversación con un amigo que tenía allí llamado Barrameda. Esta conversación tuvo lugar un día en el que Guadal se encontraba cansado de traer y llevar agua al mismo sitio, en comparación con otros ríos, quienes tenían que desplazarse menos distancia y menos días. En ese momento Barrameda, quien era una tierra muy vieja y llena de experiencias le convenció de que no se cansase de llevar y traer agua porque así se convertiría en un río mas fuerte que los demás.
A Guadal se le ocurrió una idea en aquel momento tras escuchar las palabras de Barrameda, él se convertiría en un gran río así que con mas entusiasmo que nunca y con esa meta a alcanzar, empezó a traer más agua y en menos tiempo, se encontraba lleno de energía. Pasado un tiempo Guadal decidió tumbrase a descansar porque ya había llevado agua suficiente de Jaén hasta Huelva, por ellos se le ocurrió alargar su nombre, si había tenido siempre que ir y venir, eligió las letras q, u, i, v, i, r.
Así se llamaría Guadalquivir y depositaría toda su agua en el oceáno atlántico pero la última tierra que vería antes de adentrarse en el océano sería la de su amigo Sanlúcar de Barrameda y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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